Aquella mujer coléricamente le gritó: ¡Te vas volando ahora mismo! Él no insistió. Levantó sus brazos, los agitó ligeramente y se perdió por los aires en el horizonte.
Aquel hombre, carcomido por la cólera, musitó: ¡Puta! Ella no insistió. Cogió su cartera, agitó entre los dedos el asa, y se acercó triunfantemente a la esquina más próxima.
Aquel hombre, carcomido por la cólera, musitó: ¡Puta! Ella no insistió. Cogió su cartera, agitó entre los dedos el asa, y se acercó triunfantemente a la esquina más próxima.
ResponderEliminarOyee tengo un dibujo que puede ir perfectamete con el cuento
ResponderEliminarsaldos